En la tarde hubo diálogo con las dignidades paperas, pese a que en la Plaza de Tunja desde temprano, se decía que sin importar los resultados, la orden era salir el lunes a protestar.

Los campesinos en Tunja le manifestaron al Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rubén Darío Lizarralde, que no apoyan, ni quieren un paro, porque quienes lo están convocando no tienen nada que perder, pero ellos sí verán golpeados sus ingresos.

Esta misma preocupación la tiene la Gobernación de Boyacá, a la cual en la pasada protesta le dejaron de ingresar $5 mil millones, se afectó el turismo y se presentaron actos de vandalismo, algo que no había ocurrido antes en esta región del país.

Por eso, en este departamento son muy pocos los que quieren revivir esa situación como la que afrontaron en agosto del año pasado. “Dígale al Ministro que no se preocupe porque los campesinos no van a parar. Esos son otros grupos, los campesinos no son”, fue el mensaje que dejaron, casi en secreto, Olga y Luis, dos personas de sombrero y ruana.

El Ministro Lizarralde, quien salió a las 4:30 todavía de noche y recorrió casi por dos horas las carreteras mientras se desvanecía la noche y la luna daba paso a una mañana, nublada y gélida, tuvo tiempo para hacer un receso en la carretera y atender a una emisora nacional.

Luego, ingresó a la Plaza Principal de Tunja, habló con los medios locales y a las siete de la mañana entró a la emisora de la gobernación, cita del encuentro con César Pachón, la cual se había concertado desde el día anterior cuando el titular de la Cartera agropecuaria le extendió, a través de otro medio de comunicación, la invitación a este diálogo.

Desde que llegó, el Ministro Lizarralde dejó en claro que ese diálogo jamás se había suspendido y se mantendría por que el Gobierno siempre ha tenido las puertas abiertas.

Fueron cinco horas continuas, hasta las 12 del día, en las cuales se habló de TLC, insumos, compra de cartera a los pequeños productores, protección al medio ambiente e incluso de educación, temas que se según Pachón son los neurálgicos.

De entrada y hasta finalizar el día, el Ministro Rubén Darío Lizarralde, invitó a los promotores de la protesta anunciada para este lunes, a reflexionar sobre el daño que se le ocasionaría a los campesinos, muchos de los cuales podrían perder sus cosechas y no tendrían la posibilidad de comercializar la leche, justo ahora que los precios se están recuperando luego de la crisis provocada por los inviernos de 2011 y 2012 y a la caída en los precios de los commodities el año pasado.

El Ministro, una y otra vez, pidió evaluar con toda responsabilidad social el impacto negativo que tendría un cese de actividades para 12 millones de campesinos. “Eso me parece injusto”. No golpeemos a los campesinos, yo no veo que eso conduzca absolutamente a otra cosa que a golpear a la población más vulnerable que está en el sector rural. No paremos su economía campesina”, fueron las palabras permanentes del Ministro Lizarralde.

Luego de un breve receso, en el cual se reunió con el Gobernador de Boyacá, Juan Carlos Granados, con más medios de comunicación y con los campesinos que espontáneamente se acercaron a saludarlo, nuevamente en la tarde el Ministro se reunió en la Arquidiócesis de Tunja ya no solo con César Pachón sino con los demás miembros de las Dignidades Paperas del Departamento y de Cundinamarca.

Fue un ejercicio para escucharlos a todos. Al final al Ministro de Agricultura le quedó la sensación de que más que un ambiente para un paro, lo que se puede dar el próximo lunes sería una protesta, la cual, sin bloqueo de vías, ni acciones de hecho, sería absolutamente legítimo.

A las dignidades de todo el país y atendiendo una petición de César Pachón, el Ministro les dijo que si ellos querían el próximo lunes los espera a partir de las 8 de la mañana en su Despacho para continuar el diálogo.