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 24/11/2017

Palabras del presidente Santos en La Montañita, Caquetá, en el primer aniversario de firmado el Acuerdo de Paz

El Jefe del Estado, el primer presidente que visita La Montañita, fue recibido en medio de una marcha de paz.

Estamos celebrando un año. Hoy hace exactamente un año, en el Teatro Colón de Bogotá, donde estuve esta mañana, firmamos el Acuerdo para acabar en forma definitiva el conflicto armado, la guerra, con las Farc.

Eso fue un acontecimiento que el mundo entero lo celebró, lo respaldó, lo apoyó y lo sigue apoyando. Porque, como lo dijo el propio Secretario General de las Naciones Unidas, en la última Asamblea en el mes de septiembre, la única buena noticia que tiene la Asamblea General de las Naciones Unidas, es decir, el mundo, es Colombia. Colombia, donde después de tantos años, más de 50 años de guerra, lograron sentarse a pactar la paz.

Eso fue lo que también nos dijo el Papa Francisco, que vino a Colombia, nos honró con su presencia, a decirnos, y lo decía nuestra querida amiga que acaba de intervenir: Ahora que han firmado la paz, los colombianos lo que tienen que hacer es reconciliarse, dejar atrás las heridas, sanar esas heridas y mirar hacia adelante. Dejar atrás esos odios, esa sed de venganza, esos sentimientos tan negativos que una guerra produce.

Ese es el gran reto. Yo lo dije en forma insistente: sentarse a negociar la paz es muy difícil, ha sido muy difícil, lleno de obstáculos, lleno de enemigos, por un lado, por el otro. Pero perseverando, logramos firmarla.

Pero aún más difícil es lo que viene después: la construcción misma de la paz, que no se hace de la noche a la mañana. Eso va a durar mucho tiempo, porque en 53 años de guerra se destruyó mucho de lo que cualquier sociedad debe tener para progresar. Yo decía que inclusive hemos perdido, muchos colombianos, la capacidad de sentir compasión, de sentir el dolor ajeno. Todo eso lo tenemos que recuperar.

Esa reconciliación comienza en nuestros propios corazones, mirando alrededor, diciendo: Yo quiero quererme a mí mismo, querer a mi familia, en nuestros hogares, en los colegios, en las comunidades.

Y poco a poco, como lo he venido diciendo, como construyendo una catedral, ladrillo por ladrillo, vamos construyendo esa paz, para que Colombia sea un país normal.

Ahora que veníamos volando de Florencia aquí a La Montañita, le decía al General Naranjo, que ha recorrido este país de cabo a rabo, todos los territorios: qué belleza de departamento es el Caquetá, qué maravilla de departamento. Aquí tienen todo, tienen una tierra fértil, tienen agua, tienen montañas, tienen una biodiversidad como pocas regiones, no de Colombia, del mundo. Y tienen una gente espectacular, el capital humano, los caqueteños son gente buena, gente echada para adelante. Lo importante es darles esas oportunidades que nunca han tenido por causa de la guerra.

Lo hemos dicho también en diferentes ocasiones: la guerra era como un freno de mano, para Caquetá y para Colombia, que no nos permitía progresar. Que con mucho esfuerzo íbamos avanzando, pero con ese freno de mano, que no nos permitía aprovechar el potencial que tiene nuestro país, que tiene este departamento del Caquetá.

Yo vine a La Montañita, porque esa fue una discusión larga con mis asesores, con los ministros, con el Alto Comisionado para la Paz. ¿Dónde celebramos el primer año, después de haber firmado la paz?

En un municipio que sea simbólico, en un municipio que tenga un enorme potencial. Un municipio donde nadie se atrevía a ir hasta hace un par de años. Ni siquiera los gobernadores del departamento del Caquetá venían a La Montañita, porque estaban allá secuestrados en Florencia. Un municipio que tenga potencial y que sienta la necesidad y los beneficios de la paz. Un municipio que realmente valore lo que estamos haciendo. Eso es lo que estoy viendo en el día de hoy.

Yo le agradezco mucho al señor Alcalde. Lo había saludado la última vez, cuando estuvo en el palacio presidencial, firmando los convenios de programa 50-51, uno de muchísimos programas que nos van a poder construir esa paz.

Porque, como usted bien lo dijo, querido alcalde, y lo hemos venido diciendo desde el comienzo: la paz tiene que construirse desde los territorios y con las comunidades, con la gente, de abajo para arriba, no de arriba para abajo.

Eso es lo que hemos venido haciendo en estos últimos meses: sentando las bases para la construcción de esa paz. Que, repito, no se va a hacer de la noche a la mañana. Requiere tiempo, requiere un inmenso esfuerzo, requiere recursos. Pero ya tenemos el camino despejado, porque ese flagelo, esa guerra, ya no está presente. Ahí es donde se están abriendo ventanas que nunca habíamos visto.

Le sucede a La Montañita lo que les sucede a tantos municipios del país, que durante tanto tiempo nunca pudieron ni siquiera tener la presencia real y física del Estado, por cuenta de la violencia, por cuenta de la guerra. Por eso tienen tantas necesidades.

Yo escuchaba al Alcalde con su lista de mercado. Tiene necesidades de todo tipo, quiere que desde más cupos en el programa de Adultos Mayores, quiere que el colegio se le pueda reforzar

Que el colegio se le pueda reforzar y se pueda construir unas aulas adicionales para tener más capacidades, quiere un mejor servicio de salud, quiere vivienda, nueva y vivienda mejorada, quieren proyectos productivos, quiere todo lo que ustedes los colombianos necesitan y con la paz vamos a lograr poder ir supliendo esas necesidades con mucha más rapidez.

Es normal porque siempre que los gobernantes tenemos que sufrir esa regla de oro que las necesidades siempre superan las capacidades de los gobernantes de satisfacerlas, por eso tenemos que priorizar, por eso tenemos que escoger que queremos; educación, salud, o vivienda. O cómo repartimos el presupuesto.

En el caso mío, mi Gobierno, yo tuve unas prioridades muy claras.

La paz primero que todo para suplir el resto de necesidades, la educación, luchar contra la pobreza, el campo Colombiano, el campo que ha sido la víctima número uno de esta guerra, la guerra se ha concentrado en el campo y ahí es donde no es coincidencia, se concentra también las desigualdades y la pobreza.

Por eso dentro de los Acuerdos, las inversiones y el desarrollo del campo también es prioritario y eso es lo que estamos comenzando a construir, repito ladrillo por ladrillo poco a poco.

Y La Montañita es un ejemplo, aquí ya llegamos con programas específicos, al comienzo son programas modestos, son programas de corto plazo, la Agencia de Transformación del Territorio es una agencia que ya tiene 11, 12 proyectos que han sido discutidos y acordados por las comunidades, pequeñas infraestructuras, unas carreteras que se están o unas vías que se están mejorando, están contratando gente, esos son los primeros pasos, estamos dando en el esa construcción de la paz.

Luego vendrán proyectos de mayor envergadura, proyectos de largo plazo, la titulación de las tierras a los campesinos. Proyectos muchos más importantes con carreteras que ya están diseñadas muchas de ellas para darle a los campesinos la posibilidad de sacar sus productos a los mercados que antes no existían.

Todo eso que va planeando y se va ejecutando y ya hemos comenzado ya tenemos mucho para mostrar en apenas de un año que llevamos después de firmados los Acuerdos.

Pero las cosas hay que hacerlas en su orden, con la responsabilidad que requiere, porque del afán no queda sino el cansancio, yo sé porque lo palpo a diario a lo largo y ancho de nuestro territorio, que las expectativas son inmensas y que hay gente que dice necesitamos, ya los beneficios de esa paz.

Y yo les digo paciencia que vendrán , pero hay que hacer las cosas bien, paso a paso, yo les decía muchos de los gobernadores y alcaldes, gobernadores y alcaldes ustedes saben mejor que yo, que lo que se estructura lo que se planea, resulta.

Ayer mismo estaba yo en Cartagena en el Congreso de la Infraestructura y hace siete años, el Presidente Director Ejecutivo de la Cámara de la Infraestructura me decía: Presidente usted ya lleva un año y no hemos visto carreteras nuevas, no hemos visto esa inversión en la infraestructura, no hemos visto puentes nuevos, no hemos visto viaductos.

Yo le decía al doctor Juan Martín Caicedo, ¡Paciencia! , que para hacer eso hay que planearlos primero, porque este país lleva 200 años haciendo las cosas al revés.

Comenzaban las obras y después las planeaban y por eso no se terminaban y por eso terminaban constando 10 y 15 veces más. Eso es lo mismo que yo les digo hoy a todos ustedes con esta construcción de la paz.

¡Vamos bien!, ¡Vamos por el camino correcto!, la paz nos tiene que enseñar a respetar esas diferencias, pero también tenemos propósitos comunes, y uno de ellos es aprovechar esta paz para lograr los grandes objetivos del desarrollo, ayudar a los más vulnerables.

Ya hemos logrado muchos en estos últimos años.

Hemos sido el país que más ha bajado la pobreza y la pobreza extrema en toda América Latina.

Hemos creado más de 3 millones 200 mil empleos nuevos, formales.

Ahora tenemos que llevar eso a las regiones más afectadas por el conflicto como La Montañita, y lo vamos hacer con mucha más afectividad por la paz, porque ya podemos venir aquí con tranquilidad.

Ya los funcionarios del Gobierno pueden venir aquí, y no solamente dormir tranquilos sino gozar de esta belleza de municipio, de esta belleza de departamento.

El país está cambiando y está cambiando para bien, por eso yo estoy aquí lleno de alegría y lleno de optimismo.

Y querido Alcalde, usted me hizo una serie de solicitudes que yo las voy a estudiar con todo el detenimiento; y de una vez le puedo decir varias cosas.

Me habló de mejoramiento de las viviendas, aquí está el Ministro de Agricultura, ya me dijo: puede ofrecer, Presidente, porque tengo los recursos que en 15 días tenemos el mejoramiento de 200 viviendas.

Me dijo también el señor Alcalde, y me tocó una fibra, porque para mí eso es lo más importante que puede hacer alguna sociedad: educar bien a sus hijos, educar bien a los niños y a las niñas; es ahí donde se construye realmente la paz.

Por eso hace cuatro años tenemos en el presupuesto nacional lo educación como el primer rubro por encima de la seguridad, de la defensa y de los otros sectores. Y lo vamos a continuar porque es la mejor inversión que puede hacer cualquier país.

Por eso decretamos la educación gratuita para todos los niños y niñas de Colombia del grado 0 al grado 11 para que nadie, ningún papá, ninguna mamá tenga excusas para no enviar sus hijos al colegio.

Pero entiendo las necesidades, por ejemplo, de una mayor infraestructura como la que tiene hoy La Montañita y por eso le dije a nuestra Ministra de Educación, quiero poder decirle ya al Alcalde, ya que esa petición se le acepta y así va a ser Alcalde, tenemos simplemente problema de tiempo, ya estamos en Ley de Garantías pero yo le prometo, usted se pone de acuerdo, y eso queda firmado comprometido con mi firma para que eso sea una realidad apenas termine la ley de garantías.

Pero no se preocupe que vamos a estudiar las otras peticiones y estoy seguro que vamos a poder satisfacer por que no se cumple un año de paz todos los días y no se viene a La Montañita todos los días y un Presidente que viene a la Montañita tiene que dejar una huella en la Montañita y la vamos a dejar.

Y aquí ustedes le están mostrando al país que sí se puede, aquí ustedes ya comenzaron a construir esa paz.

Aquí el general Cruz me mostraba cómo nuestros soldados, nuestros policías, de mano de las comunidades están participando en el programa de la sustitución voluntaria de los cultivos y vamos a avanzando aquí en La Montañita y en el resto del país.

Aquí en La Montañita uno de los municipios más afectados por las minas antipersonal ya se comenzó, creo que en 14 veredas, ya podemos decir estamos limpios de minas antipersonal.

Esto es un paso importantísimo, ustedes saben mejor que yo lo que produce la tranquilidad de poder caminar por nuestro territorio por su territorio sin el miedo de pisar una mina que nos quite la vida o una pierna, como sucedió esta mañana, esta misma mañana en San José del Guaviare me dicen que un civil iba caminando y pisó una mina.

Por eso uno de los objetivos más grandes es declarar a Colombia libre de minas antipersonal, habiendo sido el segundo país más minado del mundo.

De aquí al año 2021 vamos trabajando intensamente ya llevamos cerca del 26 , 27 por ciento de los municipios , espero terminar el Gobierno con el 50 por ciento y el año 2021 el ciento por ciento un trabajo difícil costosísimo peligroso pero absolutamente necesario imagínense si se va a poder desarrollar el campo si el campo esta minado.

Por eso es una prioridad y por eso les agradezco a ustedes su colaboración con la Brigada de Desminado de nuestro Ejército con las organizaciones civiles que están participando en este gran programa de desminado.

Aquí están también aplicando poniendo en marcha muchos de los programas que tenemos planeado para ir construyendo esa paz y lo que hemos encontrado es una gran receptividad.

Los proyectos productivos ahora caminábamos por el parque y me ofrecían mire lo que estamos produciendo con esto estamos sustituyendo la coca me decían algunos de los campesinos, mi compromisos será bueno vamos a encontrarle mercado a esos productos, vías para que los puedan sacar a esos mercados así es que se hace el desarrollo de la mano de las comunidades con el Gobierno ayudando y con todo el mundo participando.

Y lo que he encontrado aquí en La Montañita me llena de optimismo. Allá en Bogotá muchos dicen:¡ Uy!, es que no se ven los beneficios de la paz. Es que están incumpliendo. No señores, estamos trabajando mañana, tarde y noche. Lo que pasa es que hay algunos que quieren simplemente colocarse por razones políticas o de cualquier otra índole al lado de los críticos a decir que la paz no está funcionando. La paz sí está funcionando y La Montañita es prueba de ello, la paz sí está funcionando.

Se manera que yo me voy de aquí muy agradecido lleno de optimismo viendo que la paz está produciendo un cambio realmente espectacular en la vida de miles y miles de millones de colombianos cuánta gente en ese recorrido en ese corto recorrido que hice no se me acercó a decirme: Presidente, mi vida, la vida de mi familia cambió radicalmente.

Vimos los testimonios, oímos los testimonios de lo que a ustedes les tocaba vivir hace unos años y lo que hoy están viviendo.

Cuiden esa paz esta paz no es mía, nunca ha sido mía. Yo soy simplemente un pasajero de la historia que hizo lo posible para que la paz de ustedes se convirtieran en realidad, pero son ustedes los defensores de esa paz, los guardianes de esa paz.

Cuídenla como su tesoro más preciado porque eso es lo que cualquier sociedad debe tener. No hay nada más más noble y más sublime en cualquier sociedad que la posibilidad de poder vivir en paz. Ya la tenemos, no la desaprovechemos, todo lo contrario; pongamos esas oportunidades en nuestros corazones y en nuestras prioridades y hagámoslas realidad, porque para eso somos colombianos para eso somos una nación que ha sufrido mucho, pero que en la adversidad se crece, en la adversidad muestra el talante y el temple que tienen los colombianos. Por eso les digo a ustedes los caqueteños: aprovechen esta paz. Este departamento tiene todo a su favor, cuenten con mi apoyo, con el apoyo de mi gobierno hasta el último día de mi gobierno que ya queda poco, pero hasta el último día de mi vida también, porque ustedes se lo merecen.

¡Qué viva la paz, qué viva el Caquetá, qué viva La Montañita!

Muchas gracias.

 

 

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